“Slow Dentistry”, un nuevo paradigma en la odontología moderna.

Cruzar la barrera psicológica de que más pacientes, más primeras visitas, más implantes… no es necesariamente mejor y no significa conseguir más, es un paso decisivo para adentrarse en una filosofía de trabajo que reformula los criterios de éxito. La Slow Dentistry no es simplemente trabajar bien, despacio y con gusto. Para acceder a sus beneficios hace falta primero tener una gran formación como profesional, capacitación técnica y ser capaz de ejecutar con maestría los tratamientos. 

Es importante no confundir el concepto “slow” con la velocidad como dentista. La cuestión principal está en decidir entre ser un dentista” que hace un poco de Odontología en un montón de pacientes (fast) o “hacer un montón de Odontología en unos pocos pacientes” (slow). 

Para acceder a los beneficios de esta metodología hace falta primero tener una gran formación como profesional, capacitación técnica y ser capaz de ejecutar con maestría los tratamientos. Además, hace falta también adquirir habilidades de liderazgo y disponer de formación como directivo y coordinador de equipos.

El movimiento Slow es posiblemente el camino más seguro para aquellos que quieren dar su mejor versión y afrontar los retos que se avecinan. La adaptación al cambio; la aplicación real en la clínica diaria de los procedimientos digitales; los tratamientos multidisciplinares; la imperiosa necesidad de comunicar cada vez más y mejor con los pacientes; las exigencias de una sociedad cada vez más agobiada.. son factores que posicionan esta Ondontología como una alternativa al éxito.

En definitiva, el método Slow Dentistry es una propuesta de valor que ha venido para quedarse, para convencer primero al profesional, luego a los pacientes y quién sabe si también a la sociedad.